viernes, 20 de agosto de 2010

Los Solos



El Solo no camina bajo el sol, sino que tantea la tierra que lo ve morir. Espera y el silencio se hace agua. Nace sabiendo que acumular dolores no es cuestión de actitud sino de resignación pues el Solo así no puede con todo.
Nació abandonado y a su propia suerte. No tiene amigos, sino buenas compañías. Se encariña poco y moderadamente. No hay nadie que lo cuide. El Solo es un ser poco conveniente, se cree más único y más inoportuno a medida que pasan los años. Desgraciado y bienaventurado camina lento por una senda que cree poco frecuentada. Los Solos no ven al resto aunque la senda sea el resto.
Los Solos solo se codean Solos, no soportan la idea del compromiso. Sondean constantemente con la idea de que el amor no fue hecho para ellos. La desguarnecida idea del encierro les desnuda el alma. Y para el Solo, desnudarse el alma, implica absoluta y extrema vulnerabilidad.

Al Solo, lo tachan de frívolo, y el pobrecito tiene anudadas las emociones. Hay días que no puede hablar y hay noches en las que sueña palabras que le cantan canciones.
Los Solos tienen las narices frías de respirar el aire puro de sus sueños. No necesitan de otros para comprarse las nubes ni para reír a carcajadas. Creen en un futuro que saben no pueden tener porque la utopía los sustenta. Los Solos tienen por sociedad, mascotas y plantas que nada pueden reprochar. Los solos escriben textos de amor y desolación porque eso los emociona. Pero ellos nunca se emocionan en público.
Un público de mínimo una persona de seguro los altera. El Solo no soporta la idea de recibir atenciones. Se resiste al análisis aunque él mismo se razone todo el tiempo… el Solo simplemente vive, aunque hacer cola a la muerte sea su única alternativa de vida.

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